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como seres vivos”. Las segundas se propagan de
sin ninguna ambigüedad. Profusamente ilustrado
con argumentos matemáticos, informacionales y
computacionales, el libro estudia las dinámicas de
vida desde los organismos más simples como los
virus y las bacterias, pasando por las hormigas y el
cerebro humano hasta las ciudades y los mercados
financieros. Todos exhiben comportamientos y di-
námicas propios de los sistemas vivos, lo que per-
mite ampliar una visión restrictiva de la biología
para sostener algo como lo siguiente: la biología
es la ciencia que estudia los sistemas vivos, pero
la vida es un fenómeno complejo, no-lineal y bas-
tante menos evidente que la simple clasificación
con base en criterios como los de Linneo (género,
especie, familia, etc.)
una forma saliente a otra, a las que caracterizan.
Como se aprecia, se trata de neologismos tendien-
tes a comprender lo que para Aristóteles es, en
una palabra, el hylemorfismo. En la comprensión
de Thom, el Aristóteles físico antecede y funda al
Aristóteles filósofo, pero la mediación entre ambos
se encuentra en el Aristóteles biólogo. Compren-
der estas relaciones comporta una lectura cuida-
dosa del texto de Thom. En cualquier caso, lo de-
terminante es el hecho de que la semiofísica es la
forma como Thom –avant la lettre-, entiende, co-
rrectamente por lo demás, a la biosemiótica. Sólo
que mientras que en esta última el acento está
puesto en los sistemas vivos, en Thom se amplía al
universo y la naturaleza no animada, y desde ésta,
entonces, también, a los seres vivos.
Los sistemas vivos deben ser comprendidos a par-
tir de sus propiedades y características, y no con
una pre-comprensión o definición a priori. En este
sentido, los autores destacan el hecho de que los
sistemas vivos viven en el filo del caos, en el filo de
las catástrofes, en fin, no pueden ser explicados
sino relativamente a una medición de entropía. En
una sola palabra: se trata de considerar exacta-
mente los signos de vida: esta es la tarea de las
ciencias de la complejidad.
ii) Hoffmeyer, Signs of Meaning in the Universe
(1997). Hoffmeyer no forma parte de los autores
canónicos de la complejidad. Desconocido por los
complejólogos, es, sin embargo, uno de los auto-
res centrales en la biosemiótica. Explícitamente,
sabe de caos y bifurcaciones. El autor danés es,
sin la menor duda, el más radical autor en la com-
prensión de la biosemiótica dado que es quien más
se arriesga a una extensión de la semiosis a los
seres no-vivos e inaminados; sin más, al universo. iv) W. Wheeler, The Whole Creature (2006). Profesora
En este sentido existe una confluencia interesan-
te con Thom y, como se verá más adelante, con
Kauffman. De esta suerte, los signos admiten una
comprensión física, y no solamente biológica. Di-
cho en una palabra, los signos son hechos natura-
les, algo que si bien es aceptado en general por la
biosemiótica, debe ser entendido en sentido literal
con Hoffmeyer, extensible a la no-distinción entre
sistemas vivos y no-vivos. En este sentido, para
Hoffmeyer no existe o no es posible una diferen-
ciación entre sistemas semióticos y no-semióticos,
algo que sí sucede en la mayoría de los autores de
la biosemiótica (Barbieri, 2007).
de literaturayestudiosculturales, Wheelereslapri-
mera autora que explícita y directamente se ocupa
de las relaciones entre complejidad y semiótica. Su
enfoque es distintivamente cruzado, transversal,
orientado particularmente a la importancia de la
biosemiótica en el espectro humano; en especial
en los procesos de creatividad. Se trata, sin la me-
nor duda, de un libro innovador y arriesgado que
entra allí en donde nadie había entrado hasta la
fecha.
Con un conocimiento sólido de lo mejor que has-
ta el momento (2006) se ha producido en ambos
dominios (Barabasi, Boden, Byrne, Goodwin, Ja-
blonka y Lamb, Kauffman, Margulis, Prigogine y
varios otros, de un lado; y Hoffmeyer, Kull, Se-
beok, Sennett, Varela y otros más, de otra parte),
Wheeler concibe a la cultura como un fenómeno
claramente enraizado en la biología y la evolución
en tanto que proceso cooperativo y simbiótico.
iii) R. Solé y B. Goodwin, Signs of Life (2000). Este
libro estudia el abanico amplio de indicios que po-
nen en evidencia qué es la vida y en dónde pue-
de decirse que hay vida. Estos indicios son sig-
nos mediante los cuales la complejidad muestra,
claramente, que la biología es una ciencia que se
ocupa bastante más que de organismos vivos, en
el sentido positivista o clásico de la palabra. En
este sentido, sin que aparezca jamás en todo el li-
bro la palabra “biosemiótica”, puede decirse que es
un estudio sobre semiosis, avant la lettre. Solé y
Goodwin pueden ser considerados dentro del aba-
nico de autores de las ciencias de la complejidad,
La complejidad ha sido resultado de una larga
gestación, sostiene la autora inglesa, al cabo de
la cual hemos podido llegar a una conclusión sin
ambages, a saber: la biología humana y la biología
natural “are palpably not human constructs, either
mastered or made. They are powerfully semiotic
Revista de la Unidad de Investigación de la Facultad de Economía de la UNSA
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