toda la línea de la palabra. Este artículo interpela, por
tanto, inmediatamente y de cara a cara a las ciencias
económicas –política fiscal y hacienda pública, econo-
metría, contabilidad, economía del cambio tecnológico,
organización industrial y políticas gubernamentales,
economía internacional, organización y dirección de em-
presas, economías sectoriales-, y consiguientemente,
al conjunto ampliado y variado de las ciencias sociales.
Al fin y al cabo, vivimos un mundo de organizaciones y
es imposible existir por fuera de algún tipo de organiza-
ción –la familia, la iglesia, el partido, el club, y demás-.
Las bases mediante las cuales se fundamenta la tesis
de este trabajo son cuatro. En primer lugar, se expone
y se justifica el giro de la física a la biología en la com-
prensión de las organizaciones. De manera clásica, los
temas de gestión y de administración en toda la línea de
la palabra son, por así decirlo, hijos putativos de la fí-
sica y la ingeniería clásicas. Se entiende perfectamente
al estudiar a clásicos como Forrester, Taylor, Fayol, Ford,
y demás. El lenguaje que constituye y permea al mis-
mo tiempo a la gestión y la administración, lato sensu,
es el de estructuras, procesos, lineamientos, recursos,
energía, insumos, y demás. El segundo basamento
plantea que, y justifica, cuáles son las características
de las organizaciones (y no ya de las instituciones). Una
mirada a la biología y la ecología se impone, campos
atávicamente ajenos a la economía y la administración.
Precisamente por ello, el tercer paso pone de manifies-
to que, y por qué, las ciencias económicas, dicho en
general, deben poder saber de vida, algo sobre lo cual,
de manera tradicional ha estado ausente de sus preo-
cupaciones. Al fin y al cabo, el modelo de este grupo de
ciencias ha sido siempre distintivamente antropológico.
Seguidamente, el cuarto aspecto sobre el que se funda
la tesis señalada tiene que ver con el contexto actual,
en el que abundan los datos y la información, lo cual
contribuye a una transformación de los modos en que
se han venido considerando las estructuras organizati-
vas. Al final se extraen algunas conclusiones.
Originariamente, el término “organización” fue intro-
ducido por primera vez en 1802 por Lamarck a fin de
establecer un criterio de distinción entre los sistemas
vivos y los no-vivos. Así, “organización” sirve para com-
prender que estamos hablando de sistemas vivos; en
una palabra, el mundo abiótico no sabe de organiza-
ción. Sin embargo, el término fue genéricamente usado
por parte de la administración, y con ella de las ciencias
y disciplinas afines para designar en general: empresa,
sistema estructurado –ejército, policía, iglesia- y, ulte-
riormente, por parte de la sociología para hablar de las
“organizaciones de la sociedad civil, por ejemplo. En el
ínterin, se introdujo, subrepticiamente, la “institución”.
El esquema No. 1 presenta la forma dominante como
se ha entendido a las organizaciones, a partir de un
modelo determinantemente fisicalista e ingenieril –en
el sentido clásico de la palabra-. Al mismo tiempo, el
esquema sirve para mostrar los cambios que se están
produciendo y que permiten dirigir la mirada hacia la
complejidad.
Este artículo expone que las ciencias de la compleji-
dad, en tanto que son ciencias de la vida (Maldonado,
2021) sirven idóneamente como hilo conductor para
una mirada compleja de las organizaciones. Una mira-
da semejante significa, dicho puntualmente, dos cosas:
primero, que las organizaciones complejas son organi-
zaciones inteligentes, y segundo, que una organización
inteligente es aquella que ve vida y sabe de vida. Dicho
lo anterior, debe quedar claro que en este trabajo no
nos interesan para nada las instituciones. Las referen-
cias a las mismas son simplemente indicativas y como
forma de contraste. Todo el énfasis recae en lo que am-
pliamente es lo menos considerado: las organizaciones,
que son sistemas de vida.
Esquema No. 1: Flecha de complejización de bienes
y servicios a conocimiento
1
. De la física a la biología en la compren-
sión de las organizaciones
De acuerdo con la clasificación de las ciencias y discipli-
nas de la Unesco (2004), la economía, la administración
y la contaduría no forman parte de las ciencias socia-
les –ni siquiera de las ciencias sociales aplicadas-; más
propiamente, constituyen una unidad propia, justamen-
te las ciencias económicas, contables y administrativas.
Pues bien, estas son, prima facie las encargadas de las Fuente: Maldonado, Gómez (2015)
comprensiones y las gestiones de las organizaciones en