sino que reacciona y se adapta a él. Es decir, es
capaz de modificarse y aprender de la experiencia
jan en una empresa, lejos de actuar “racionalmen-
te” guiados por un “pragmatismo económico”, lo
hacen en base a una serie de marcos de referencia
y a una mezcla de pautas heredadas y experimen-
tadas, conocimientos, protocolos, ciertas realida-
des socialmente construidas (como la imagen de
la empresa, los mitos y leyendas corporativos, la
narrativa, el valor, la legitimidad, la legalidad, las
restricciones normativas), percepciones, intuicio-
nes, necesidades, ambiciones, emociones, presio-
nes, miedos, respetos y expectativas. Esto hace
que el entorno no sea interpretado y entendido
por todos los integrantes de una organización de la
misma manera. Gestionar la pluralidad de lecturas
requiere de una habilidad comunicativa por parte
de la dirección.
(Begun 2003).
Las organizaciones son sistemas autopoiéticos y
autorreferenciales: Esto es, que producen y se au-
to-reproducen a sí mismas. La autopoiesis es la
capacidad de un sistema para reproducir sus pro-
pios elementos y las interrelaciones que los unen
(o sea, su propia organización). La autorreferencia
es la capacidad de establecer relaciones internas
y diferenciar esas relaciones de aquellas otras que
mantiene con su entorno (paradigma comunicati-
vo de la organización).
Las organizaciones son sistemas auto-eco-orga-
nizados: Las organizaciones son históricamente
contingentes (su evolución depende de la adap-
tación al entorno) y, por ello, están dotadas de un
saber y una memoria que están almacenados en
los miembros que la componen y que se expresan
en sus rutinas. Ahora bien, más que pensar en la
organización en sí misma, habría que pensar en un
conjunto de organizaciones (poblaciones) con ca-
racterísticas comunes. En otras palabras, la unidad
de análisis no es la organización, sino la población.
Esta es la base de un ecosistémico y, por tanto,
ecológico y sostenible.
Entender que los modos organizativos son el resul-
tado de las interacciones de la red de actores con
los que mantiene relaciones y no tanto el resultado
directo de una voluntad directiva. El estratega ten-
drá que conocer esa “configuración en red” para
intentar reconfigurarla a fin de lograr un mejor
acople de la organización con su entorno. La tarea
es no dejar a la empresa aislada en sus finalidades
propias e integrarla en los valores más amplios de
la sociedad en la que vive. La dirección ha de ejer-
cerse desde la toma e conciencia de cómo funciona
el fenómeno que se quiere gestionar y hoy enten-
demos que funciona en redes sociales.
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.4.¿Cómo dirigir una organización
compleja?
Pasar de los sistemas pre-construidos, produc-
to del diseño y la planificación, a los sistemas
auto-construidos (autopoiéticos) de emergencia
espontánea. Lo que exige entender que los ór-
denes emergentes no son pre-construidos me-
diante finalidades impuestas desde fuera de los
sistemas y que el futuro no será tanto el resul-
tado de nuestras decisiones racionales como de
nuestros actos cotidianos en una especie de ge-
nética social.
Todos forman parte del problema y de la solución.
En la dirección estratégica de las organizaciones
no es posible trabajar en base a la separación su-
jeto-objeto. Todos, y los altos directivos no son
excepción, forman parte de la misma trama or-
ganizativa y social, aunque ocupen posiciones
distintas. Las organizaciones del tipo “yo pienso,
tú ejecutas”, por su rigidez estructural, tienen
pocas probabilidades de sobrevivir en un medio
cambiante que requiere más flexibilidad.
Para ello, el directivo ha de esforzarse por ayudar
a co-evolucionar su organización integrando sus
entornos y creando las condiciones y los ambien-
tes adecuados. Propiciar y encauzar serían en este
contexto palabras más acertadas que planificar y
controlar.
Una organización está hecha de seres humanos
con sus trayectorias individuales y sus sesgos cul-
turales, cognitivos y valorativos. Un análisis políti-
co de la organización nos va a permitir identificar
actores, intereses, alianzas, cooperación, tensio-
nes, que generan grados de desorden que pueden
terminar en crisis y provocar órbitas corporativas
no-lineales (creatividad e innovación).
Conseguir organizaciones flexibles, en las que la
descentralización, la rotación, la gestión del cono-
cimiento, la visión compartida, un cierto desorden
relativo para propiciar la innovación y un grado de
participación adecuado sean las principales pautas
directivas (Kliksberg 1993).
Hay que dirigir desde la multidimensionalidad de-
cisoria y no desde la racionalidad económica. Esto
implica asumir que todas las personas que traba-
Revista de la Unidad de Investigación de la Facultad de Economía de la UNSA
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