azares, aleatoriedades, las contingencias, las fluc-
tuaciones, las bifurcaciones, entre otras manifesta-
ciones de la complejidad.
perspectiva del pensamiento complejo, se toma
como punto de partida los once principios presenta-
dos por Morin (2004) y recopilados por Acevedo et
al. (2020) y Arce (2021).
El enfoque sistémico está muy presente en el con-
cepto del Buen Vivir en tanto mirada holística, unita-
ria, que da cuenta de los diferentes componentes del
sistema que se encuentran altamente interrelaciona-
dos. Aunque no se alude directamente al concepto de
sistema, la idea está presente. Consecuentemente,
también es posible reconocer el entorno. Así, es po-
sible identificar la continuidad persona-familia-comu-
nidad-sociedad-especie humana-naturaleza-cosmos
en doble direccionalidad, desde la persona hasta lle-
gar al cosmos y desde el cosmos hasta llegar a la per-
sona, aunque —cabe aclarar— la figura de persona,
sin desconocerla, no es central sino la comunalidad
2.2.1. Principio sujeto-objeto (reintroducción del
cognoscente en todo conocimiento)
La relación entre los seres humanos y la natura-
leza es entre sujetos y no de sujeto-objeto (Acosta,
2014). En el Buen Vivir el acto de conocer, que no se
reduce a la racionalidad, alude a la cotidianidad de
la convivencia en todos los planos.
2.2.2. Principio sistémico u organizativo
(
que se entiende incluye a las familias). La figura 1
Cubillo y colaboradores (2016, p. 35) afirman
que el concepto de Buen Vivir es “un collage post-
moderno de concepciones indígenas, campesinas,
sindicalistas, cooperativistas, solidarias, feministas,
pacifistas, ecologistas, socialistas, decolonialistas,
teólogo-liberacionistas, etc.”. Consecuentemente,
revela su carácter de síntesis.
El Buen Vivir alude a una concepción holística y
plural constituida por elementos tangible e intangi-
bles (Acosta, 2014; Gudynas, 2014). Valora la di-
versidad y respeta al “Otro” (Acosta, 2014). Como
mencionan Cardoso y colaboradores “[p]ara el Buen
vivir es necesario el reconocimiento de todos y de
todo, es decir, admitir que somos múltiples y diver-
sos pero iguales, por lo que las sociedades deben
aceptar su naturaleza pluriétnica e intercultural”
(2016, p. 8). En tal sentido, se apela a la unidad
(ITESO, 2017) y al equilibrio interno y externo de
una comunidad (Macas, como es citado en Rocha,
2020). Este equilibrio se manifiesta en todos los ni-
veles de vida y de la naturaleza (Vera, 2014).
El concepto de Buen Vivir refiere a una relación
armoniosa entre el ser humano (el individuo, la fa-
milia, la comunidad) y la madre tierra (Acosta, en
entrevista con Fernández, 2014; cfr. también Be-
lotti, 2014; Houtart, 2014; Noguera, 2020; Vera,
2014), alcanzando incluso hasta el cosmos (Acosta,
2014). Se aclara que el sentido de comunidad abar-
ca lo humano y lo no-humano, como “ciertos ani-
males, plantas, montañas, rocas” (Gudynas, 2014,
p. 86) o “la tierra, los bosques, los ríos y lagunas”
(Cardoso et al., 2016, p. 7). Asimismo, incluye “a los
antepasados, los difuntos, las futuras generaciones,
el mundo espiritual y lo divino” (Estermann, 2013,
p. 10). Estas interacciones contienen la relación per-
sonas-familia-sociedad-naturaleza-cosmos (Cardo-
so et al., 2016; Houtart, 2014). La vida armoniosa
muestra la convivencialidad armónica como funda-
mento del Buen Vivir.
La dinámica alejada del equilibrio de la comuna-
lidad humana, aunque se reconoce otros tipos de
comunalidades, se puede verificar en las relaciones
de colaboración, solidaridad y reciprocidad que re-
suelven el juego de la entropía social y su respecti-
va neguentropía (o sintropía). De estos procesos de
autoorganización se espera que emerjan los valores
de felicidad, alegría y plenitud existencial.
2
.2. El Buen Vivir desde la perspectiva del pensa-
miento complejo
El pensamiento complejo incorpora una perspec-
tiva integradora de las diversas fuentes y vertientes
del conocimiento. Esta no se reduce únicamente a lo
racional, sino que apela a la pluralidad de manifesta-
ciones propias de las características del ser humano,
reconocido como ente biopsicosocial que actúa en
un ambiente dado.
Desde el pensamiento complejo se mencionan los
principios de dialogicidad y recursividad. En el con-
cepto de Buen Vivir este diálogo se verifica entre
diferentes dimensiones, planos y categorías —tangi-
bles e intangibles— en los que el encuentro da cuenta
de la recursividad a modo de bucle. Aquí es posible
inscribir la crianza mutua de la filosofía andina en la
que el ser humano cría a la naturaleza y la naturaleza
cría al ser humano. En esta perspectiva, es impor-
tante entender que la naturaleza —como cielo, como
luna, como plantas o animales— le habla al hombre
y mujer andinos, y a través de señas indica cuándo
sembrar o cosechar. Así, los rituales constituyen una
forma de comunicación (Palomino y Ojeda, 2016).
Para la interpretación del Buen Vivir, desde la
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CIENCIAS DE LA COMPLEJIDAD